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jueves, 9 de enero de 2020

agua que se quema el rio



















DE TRASVASES Y OTRAS VAINAS. PERO EL EBRO ES EL RÍO PADRE DE ESPAÑA
















Agua que se quema el río y cosas veredes. Los desgobiernos y despropósitos nacionalistas de esta plutocracia que está derivando en Putocracia y no hay que ver más los programas de la tele en las veladas aburridas que aquí unos pocos deciden el destino de las muchedumbres controladas por el voto y la bota de la ley de Hont, le quieren meter mano al Ebro. Esta es una de las primeras cosas que se estudia en poliorcética. Lo primero que hay que hacer cuando se asedia una plaza es cerrar la canilla y cortar el agua. El Guadalquivir por ejemplo fue desviado, cuenta un cronista, de su curso por Leovigildo cuando asediaba a Córdoba defendida por su hijo Hermengildo. Almanzor talaba campiñas y quemaba la mies, pero los cristianos que tampoco eran mancos controlaban el flujo de las grandes acometidas. Así Alfonso secó las fauces del Tajo. La guerra del agua es vieja como el mundo. Era una táctica estratégica practicada por los cartagineses de Aníbal y por los romanos. Ahora el Ebro agua que se quema el río agua para Barcelona, un capricho de los nacionalistas catalinos, los españoles a pagar la obra y ellos el beneficio, cuando vienen a Madrid nunca hablan en catalán puede hacer una revirada de su curso natural. Obras y desvíos. Pero cuidado el río Ebro es el río padre de España a la cual entre unos y otros están desmembrando. Ebro. Iber. Y dice el refrán que Segre, Arga, Gallego, Zadorra, Nela y Aragón hacen al Ebro un río mayor. Es el río padre. El más caudaloso de España. Recordemos aquellos nombres que aprendimos en las lecciones de geografía en la infancia. El Ebro nace en Peña Labra y desemboca en Amposta por Tarragona. Su curso se prolonga 927 km bajo la mirada de las crestas nevadas del Pirineo. Padre de España.
¡Ay si Gracián levantase la cabeza! Caudal libérrimo que pasa, cruza, españolísimo, por las barras aragonesas y se entrega a las catalanas cantando jotas y sardanas. Para libre Aragón. Que ahora quieren los pruritos nacionalistas catalanes convertir en cuatricolores. Se hace grande y gana empaque en Miranda y al cruzar por Zaragoza a la Pilarica le canta una aire de la tierra soberana. Nadie ha escrito mejor sobre este tema que Pedro de Lorenzo aquel falangista placentín al que los avatares hicieron monárquico y terminó engalanando el ABC – ay aquel ABC de don Torcuato ¿adónde fuiste a parar? - en una obra cumbre que se llama Viaje a los ríos de España siguiendo los indicios de la Crónica General del Rey Sabio que llama a España “tierra de bienes favorecida y de gracias naturales, bien abastada”. Ebro es río padre de España. Y madre de Aragón la libérrima Aragón, según Gracián comentaba. No entiendo mucho esto de los trasvases. Me huelen a chamusquina, pero muchos políticos y politicastros y crestas coronadas (muchos cetros derribó la ira) de la punta al pomo son unos tanarras. Los catalanes quieren volver a sacarnos los cuartos y cabe recordarles que si beben agua todavía en Barcelona lo poco que queda el chorrillo se lo deben a los pantanos de Franco.
Pero claro aquella infraestructura era para un país de poco más de treinta millones de personas y hoy en las grandes megapolis del mundo entre las cuales se encuentra la capital del principado con sus casi diez millones de habitantes se está acabando lo que se daba. Se agota el surtidor. Agua que se quema el río. Guerra del agua. Aquí podemos reventar todos como el lagarto de Jaén, pero uno está preparado de antemano. Me crie en un pueblo donde aún no habían hecho la traída.
Si te daba un apretón había que ir a obrar a la cuadra, y de lavarse, en la palangana y vas que chutas, grifos no había. Soy de la generación que llegó la primera al bidet y al inodoro porque antes no había papel higiénico en España y las mozas se limpiaban el culo y lo otro con una teja. Y mi tía Paulina me ponía en la mano un botijo:





-Venga, Antoñito, a por agua.





Estuve yendo y viniendo a la Fuente Colorada y Uy dios mío que chorro manaba en aquellos tiempos. Tenía que echar tres o cuatro viajes con el botijo o la cántara a cuestas, pero poco importaba. El sitio era agradable. Las mozas enamoradas pelaban la pava con sus pretendientes y de paso llenaban el cántaro. Yo me conformaba con mi botijo. Humilde e inocente niño me era yo. Hoy aquel lugar es un asperizo. Ya la fuente no mana. Y no es que haya venido Almanzor a sitiar el pueblo. Que va. Es la avaricia de los aldeanos que han perforado el somo con taladros kilométricos para chupar H2O para su remolacha y venga líquido elemento. La avaricia rompe el saco y no les tengo ninguna lastima a los de Fuentesoto, buen pueblo pero mala gente. ¿Que tienen sed? Pues que se aguanten. Que los acuíferos no son inagotables. Tiempos vienen de vacas flacas y dicen los asturianos: “ficistela en Pajares, pagastela en Campomanes”. Es el pueblo de abajo. Y en España los de arriba y los de abajo siempre anduvimos a cantazos empuñando el bichero o el garrote para deslomarle las costillas al prójimo. Agua que se quema el río. Convite de catalanes y dicen los cursis que el agua es un bien escaso. Eso ya lo sabíamos. ¡No te jode!



       

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